viernes, 6 de mayo de 2011

"Mi gran fortuna es ver lo que soy: un hombre muy respetado"

Por María Fuentes

Santiago Martín es leyenda; sólo él y su arte puro capaz de encandilar cada rincón taurino de los años 70. Vitigudino lo vio nacer en una calurosa noche del mes de Julio de 1938, ese día nació el hombre humilde criado en una familia de artesanos. Hoy, ese hombre ya es un mito.
50 años de alternativa. 50 años de profesión en un mundo duro y parece que en constante decadencia. ¿Cuál es el balance?
Vivo día a día, siempre con la familia, y honestamente me cuesta hacer un balance de todo lo vivido. El balance para mí, cada año, es poder celebrarlo una vez más. Estos días del aniversario cada año lo vivo con la familia, siempre dando gracias a Dios por poder celebrarlo una vez más.
Todavía no soy capaz de reflexionar, si es que esto tiene verdaderamente una importancia. Para mí siempre es el día a día, y el año en año, es lo que me suma a mí, y siempre dando gracias.

¿Por qué torero?
Fui torero porque nací en un ambiente del mundo del toro. Torero no se nace, se hace. El lugar donde nos desarrollábamos hizo que lo fuera, podía haberlo sido también cualquiera de mis hermanos que también eran grandes aficionados. Me hice en las fiestas del pueblo, donde me empecé a desenvolver en el mundo.
Yo creo que todas las cosas son producto del lugar donde te desarrollas. Yo no nací torero, mi ambiente me hizo, y moviéndome en el ambiente supe lo que quería. Me desarrollé en el lugar adecuado. ¡Si hubiera nacido en Canarias o en Galicia, no se qué hubiera pasado! (risas)
Rotundidad en sus pases a la verónica, y siempre temple, mucho temple. ¿Son esas las grandes virtudes del toreo?
Esas entre otras muchas manifestaciones que tiene el toreo. Hay otras que son dominio, dedicación; en esta profesión hay que potenciar una serie de facultades que son físicas, psíquicas y de reflejos.
Lo importante es entrenar la mente; la inteligencia hay que desarrollarla, hay que mandar al cerebro los éxitos que quieres conseguir.
El potencial de templanza hay que cultivarlo; crear en el mismo momento lo que se está desarrollando; crear en la mente esa necesidad de superación y esas ilusiones necesarias para conseguir algo.

En sus tiempos, nombrar a Diego Puerta, Paco Camino... era elevarse casi a los cielos. ¿Cómo definiría a sus compañeros?
Han sido no sólo buenos compañeros, son más, además de unas grandísimas figuras del toreo. Cuando comenzaba en esto, me encontraba con profesionales que eran ya figuras del toreo y surge poco a poco, como surgen las cosas, que yo no las elegí, me eligieron los empresarios. No sabía como hacerme compañero en primer lugar, siempre respetando para que me pudieran respetar.
Conseguí no sólo que me respetaran, conseguí amistad.

¿Rivalidad o amiguismo?
En la plaza había una amistad tan sumamente larga que estábamos juntos. La palabra rivalidad la inventaron los medios de comunicación, que han hablado siempre de eso. Nosotros nos motivábamos siempre para estar más juntos que separados, y eso es algo que no se como se puede descifrar.
Se llegó a decir que parece que nos estábamos peleando, y nosotros no hemos sido nunca así, al contrario. Lo que sí es cierto es que nos motivaba el ver triunfar a un compañero. En el fondo, éramos una gran familia, viviendo nuestra profesión como un culto.

Ser matador de toros parece que implica pasear de la mano con el término fortuna, que no siempre tiene que ser económica. ¿Cuál ha sido la gran fortuna de Santiago Martín?
Sin duda, llegar a ser considerado, respetado. A veces me pregunto, ¿Cómo es posible que siempre todo el mundo me responda? El reconocimiento social, el sentirme querido vaya a donde vaya, mi mujer, mis hijos, mis nietos. Ver lo que soy hoy es mi gran fortuna.

Hoy parece que el mundo del toro está en el punto de mira de aquellos que, a mi parecer, no lo saben valorar. ¿Qué es para usted el toro y la tauromaquia?
Siempre lo ha estado. Recuerdo cuando empezaba que ya eran muchos los que repudiaban el toro. El toro para mí es el personaje vital de la profesión, procuraba siempre alcanzar la comunicación con él, pues era el único medio para convencer a los públicos. El toro ha sido mi único aliado, el mejor; siempre el que más me ha dado, con lealtad, sin traicionarme nunca.

Con un futuro incierto…
Así es. Nos están hiriendo, nos están haciendo daño diciendo que esto se va a acabar. Yo se que no, confío en que no.
Es cierto que el mundo del toro se ha debilitado, pues como todo, depende de las motivaciones de la sociedad, y eso es un continuo movimiento. Pero lo que es en sí el toreo, hoy es técnicamente mejor, pero parte de la sociedad usa como pretexto el “me opongo”, y tienen que venir otros como el país galo a darnos lecciones.

Plaza de Toros de La Monumental, Barcelona, hoy con sus puertas cerradas por la aprobación el pasado 28 de julio de prohibir los toros allí. ¿Qué sentimientos tuvo ese día usted, que ha disfrutado en ese coso barcelonés de tantas tardes de gloria?
Desmenuzado por el corazón. Fue un puñal. Con el tiempo, reflexionando mucho sobre ello, he conseguido ser más respetuoso cuando opino sobre esto, pero que no me hagan comulgar con rueda de molino.
Lo que no hay duda es que para mí, eso fue el resultado de una debilidad política de algunos ineptos que actuaron como cavernícolas, sin ninguna pizca de cultura, simplemente analfabetos sociales. Tengo dentro de mí la esperanza de creer que se rectifique, pues Cataluña yo se que tiene un gran sentimiento taurino.

Esas tardes de gloria tanto en Barcelona, como en muchos otros rincones de España y del mundo, serán homenajeados el próximo 18 de Junio en su pueblo natal, Vitigudino. ¿Cómo afronta ese reconocimiento de sus paisanos?
Me viene grande, no lo merezco, yo no soy especial para recibir cierto homenaje. Les dije que tuvieran cuidado con esa pasión, hay  que controlar la exaltación. Hay que contar con muchas otras personas que no somos nosotros mismos.

Pero usted ha llevado el nombre de Vitigudino a lo más alto. ¿No cree, sinceramente, que este homenaje podría haber venido antes?
Al contrario, soy yo el que tiene que mostrar el agradecimiento por la gente de mi pueblo. Yo lo siento así. Un inspector de hacienda podría hasta pedirme los derechos de autor el nombre de Vitigudino (risas), que lo he usado durante tantos años y no he pagado nada. Soy yo el que debería homenajear la paciencia de mis paisanos por aguantarme, siempre me respetaron, siempre orgullosos de mí.

Un día para el recuerdo donde será nombrado hijo predilecto de la villa con un busto en la plaza que lleva su nombre, y un emotivo festival con toreros de renombre en el panorama actual, ¿no? Suena bien…
Aunque no se crea, soy un pelele y no estoy preparado para esto. Me deshago emocionalmente, porque nunca lo he pensado. Soy muy reacio a las entrevistas, no me gustan las cámaras. Se que debo hacerlo, y lo hago, pero la soberbia no va conmigo en ningún ámbito de mi vida. Será un gran día y un gran festival, pero no seré yo sólo el protagonista, lo son todos mis vecinos.
                      
Seguro que todo sale como se merece, enhorabuena por sus 50 años de alternativa ¡Gracias maestro!


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